martes, 20 de abril de 2010

Lo que me enloquece

Molde de Santificación:

Fin Próximo: Todos los Cristianos somos llamados a la Santidad en con unión con Cristo, pero debemos cultivarla según la vocación propia, a la cual hemos sido llamados.

Fin Remoto: debemos colaborar con la voluntad divina, haciendo que esta, se manifieste a todos, através del cual conseguimos por medio de la evangelización, incluso con nuestra dedicación en las tareas temporales, expresando el amor que Dios tiene para con el mundo através de su Hijo Jesucristo.

Fin Ultimo: Por tanto, todos los fieles cristianos, en las condiciones, ocupaciones o circunstancias de su vida, se santificarán más cada día si lo aceptan todo con fe de la mano del Padre celestial; y colaboran con la voluntad divina.



También podemos destacar que el molde de la santificación tiene como unos puntos claves para poderlo entender:

1. En quien se reproduce: este molde de santificación se reproduce en el hombre con su modo de actuar y de llevar su testimonio de amor que a recibido de Dios. Pero debe estar muy presente en nuestra vida que esto no lo podeos realizar solos, esto esta siempre orientado (por, con, en)cristo.

2.Donde se refleja: pues de la misma manera se refleja en el mismo hombre, y es allí donde podemos tomar como modelos de esta experiencia de santificación a todos los santo, que sí nos ponemos a analizar cumplieron con una misión encomendada por Dios, pero no nos que demos solo en los santos reconocidos por la iglesia, sino que excudriñemos en personas,que fueron cercanas a nosotros nuestros mismos padres, amigos, vecinos, los cuales manifestaron el amor que habian recibido de Dios.

miércoles, 14 de abril de 2010

Mensaje a los Frailes

Reíd, carísimos; reíd fuertemente y no dejéis de hacerlo por este fraile; yo os doy permiso, pues verdaderamente tenéis motivo suficiente para alegraros y reíros, porque habéis salido de la cárcel del diablo y roto las fuertes cadenas con las que durante muchos años os tuvo atados. Reíd, pues, carísimos; reíd.

Y con estas palabras se les anegó el alma en tanta dulzura, que ya no volvieron a reír tan disolutamente” (Gerardo de Frachet, c. 45, p. 479).

Entre esos novicios había maestros de Universidad. Jordán quería que los frailes recobraran la infancia de corazón de la que habla Jesús en el evangelio. Dado que los Predicadores deben consagrarse al estudio, la sencillez, la alegría y el buen humor deben servirles de contrapeso a la austeridad de la ciencia.

La vida dominicana intenta conjugar la vida de penitencia y de oración propia del monje con la vida intelectual del estudiante. Esto constituye una invención muy audaz que tiene sus peligros, como el del orgullo de la inteligencia o las tentaciones de la fe o la ambición de favores divinos y de estados míticos elevados. Para conducir a sus frailes por el camino recto, Jordán insiste en la sencillez y en la humildad. Ante el riesgo de la monotonía, una vez que se enfría el entusiasmo de los primeros tiempos, Jordán aconseja fortaleza y saber esperar en Dios con un corazón generoso y con la certeza de que él no dejará de venir.

Jordán insistía sobre todo en la caridad mutua y en el celo de la vida fraterna. Previene del peligro que existe en la tendencia de las obras y prácticas personales o del gusto de vivir de espaldas a los demás y en contra de la obediencia conventual. En este sentido escribió lo siguiente a los frailes del convento de Saint-Jacques en la semana de Pascua de 1231: “Jesús no se habría aparecido a los que están separados de la acción común. Santo Tomás no mereció verle porque estaba fuera del Cenáculo: ¿seréis vosotros más santos que este apóstol?… Yo declaro a todo hombre que… prefiere caminar separado de los otros que mientras no tenga más celo por la caridad, no gozará de la presencia de Jesús. Ahora bien, la caridad no busca su propio interés, sino que lo subordina al interés general; la caridad ignora la división; pone su alegría en el gozo de los bienes comunes; ama por encima de todo la unidad. Sin duda, un hombre así podrá experimentar de vez en cuando cierta consolación tan ligera como rara: pero no será favorecido con la plena aparición del Señor si no está en la casa donde se encuentran los otros discípulos…” (carta[2] 56).

domingo, 11 de abril de 2010

Beato Jordán de Sajonia

Jordán de Sajonia, nace en el año del Señor de 1190, en el Castillo de Bochergue-Alemania, además era un hijo que hoy en día podriamos decir que viene de una familia riquilla, nada mas que de los condes de Ebersteins. Es afortunado por que sus padres, cuando el tenía 20 años lo envíaron a Francia a estudiar en la Universidad de Paris, lugar en el cual él se dedica con esmero e inteligencia a aprender Matemáticas, Literatura, Filosofía, Decreto Canónico, Sagrada Escritura y Teología. Mirando este perfil de Jordán nos damos cuenta que era muy pero muy aventajado, como podremos ser cada uno de nosotros. Además es un joven muy piadoso y lleno de Dios.

Para el año de 1219, cuando aun Jordán tenía 29 años ya se avía consagrado como subdiácono y habái obtenido el título de bachiller en Teología.

En la Universidad se oye el bullicio alegre de los jóvenes estudiantes: ven Jordán, llama a León, a Enrique, a los demás compañeros; va a predicar el fundador de la nueva Orden; dicen que es un Santo, lleno de luz y de fuego evangélico, se referian a Santo Domingo de Guzmán. Todos acuden en tropel. Todos se quedan atentos, maravillados y conmovidos.Son jóvenes buenos, preparándose científicamente en busca de un camino.
Después de oirlo predicar varias veces, los jóvenes piden confesarse con él, buscan su consejo, su orientación. Jordán es uno de ellos. Cuando se confiesa, Santo Domingo le aconseja, recibir el diaconado y continuar con su vida de estudio y oración. Jordán sigue el consejo. La Orden lo atrae muchísimo, pero no se decide a entrar en ella. Pasados unos meses desde el encuentro entre Santo Domingo y Jordán, llegó a Paris desde Bolonia, el Maestro Reginaldo de Orleans, otra de las grandes figuras de la Orden reciente.Conocido por sus alumnos como hombre de gran inteligencia y pulcritud y elegancia en el vestir.

Hoy ven a Reginaldo, vestido con un hábito de tela muy pobre, predicando a Cristo Crucificado, con palabras y obras; con tanto ardor y amor que conmueve. Jordán oyéndolo, se conmueve, de tal manera que siente ese último impulso que necesitaba para decidirse a entrar en la Orden de Predicadores, llevando una vida de pobreza extrema. pero él no quiere entrar sólo por consiguiente, conquistan a sus amigos: León y Enrique. La conquista de estos amigos no fue nada fácil; a pesar de que eran jóvenes muy piadosos, tuvo que insistir muchísimo para conseguirla.

De esta manera, “Oigamos el relato de boca del mismo Jordán”: “Al llegar el día en que con la imposición de la ceniza, se recuerda a los fieles su origen y su retorno al polvo determinamos nosotros como digno principio de penitencia, cumplir lo que habíamos prometido al Señor, y llegando los tres juntos al Convento de Santiago, mientras cantaban los frailes Immutemur habitu, nos colocamos en medio de ellos de improviso, pero con oportunidad y despojándonos del hombre viejo vestimos allí el nuevo”; “para que lo que ellos cantaban fuese en nosotros una realidad “.